Sonia Dias

Rio de Janeiro, Brasil

Nos cabe recordar las primeras comunidades cristianas que hacían de sus cocinas y habitaciones iglesias. Durante la persecución, impuesta por los emperadores, todo se celebraba en las catacumbas, en silencio orante, en medio de unos pocos creyentes.

El cristianismo primitivo (hasta el Primer Concilio de Nicea en el año 325 dC.) se difundió por el Mediterraneo Oriental, por todo el Imperio Romano y más allá. Originalmente, esa progresión estaba íntimamente ligada a los centros judios establecidos en Tierra Santa y en la diáspora judía. Los primeros seguidores del Cristianismo fueron judios o prosélitos, comúnmente llamados cristianos judios y temerosos de Dios.

Los primeros cristianos se reunían en pequeñas casas particulares conocidas como iglesias domésticas, aunque toda la comunidad cristiana de una ciudad también sería llamada iglesia.

La iglesia primitiva estaba formada por cristianos que se reunían para estar en comunión y proclamar el evangelio, liderados por los apóstoles, que transmitían las enseñanzas de Jesús. Comenzando en Jerusalén, la iglesia primitiva rápidamente se extendió a otros lugares.

La iglesia primitiva comenzó el día de Pentecostés, cuando los discípulos recibieron al Espíritu Santo. La palabra “iglesia” significa “asamblea” y era así como veían la iglesia – como la reunión de unas personas creyentes en Jesús. La iglesia no estaba asociada a ningún edificio.

La iglesia primitiva tenía una jerarquía simple: había personas que enseñaban (los apóstoles y presbíteros) y otras que aprendían. Más tarde fueron escogidas personas para funciones administrativas, como distribuir la comida (Hechos de los Apóstoles 6:2-4). Bajo la supervisión de los líderes, todos podían contribuir y ayudar. 

La función de los líderes no era “mandar” sobre los otros. Su propósito era enseñar a los otros discípulos el camino de Jesús, para que todos crecieran. El objetivo era preparar discípulos que podían formar y enseñar a otros discípulos.

La iglesia primitiva se veía más como una familia que como una institución. Sus miembros repartían sus bienes y disfrutaban reuniéndose (Hechos de los Apóstoles 2:44-47). Se ayudaban y fortalecían los unos a los otros. Su objetivo era hacer crecer a la familia de Dios predicando el evangelio.  

¿CUÁL ES EL ORIGEN DE LA CASA ESPÍRITA? 

Son siglos de tentativas para reunir a las personas alrededor del Evangelio de Jesús, con el objetivo principal de compartir sus enseñanzas, para que todos pudieran tener acceso a la evolución, a la felicidad, a la fe y a una vida mejor.

Es necesario entender que tenemos nuestras propias verdades,  la forma en que creemos y pensamos es la correcta … Deconstruir nuestros conceptos es un trabajo de paciencia hercúlea y contamos con la Sabiduría de Jesús, que pacientemente aguarda el despertar para el entendimiento correcto de Sus Enseñanzas de Amor.

Es como si pudiéramos decir que cada uno de nosotros ha levantado su propia iglesia a lo largo de los siglos.

Llevados por la Sabiduría Divina a despertar por la necesidad de reunirnos en pequeños bandos, vivimos el proceso de lapidación de los conceptos enraizados en nosotros por causa de las experiencias vividas a lo largo de de los siglos… 

La Casa Espírita es un egregor más entre los miles existentes en el Planeta, con la función principal de esclarecer las mentes con el único objetivo que llevamos arrastrando desde hace milenios: llevar a los hombres, a pesar de sus individualidades, a creer en un Dios Único; a aceptar la Comunicabilidad entre Espíritus Encarnados y Desencarnados; a tener definitivamente la certeza de que la Muerte no existe; a creer que más allá de la Tierra habitan millones de otros seres en el Cosmos, y a comprender la grandeza de la Justicia de Dios Creador al establecer la Reencarnación…

La organización de una Casa Espírita no difiere de la de los tiempos primitivos – unos enseñan y otros aprenden, pensando en difundir un conocimiento unificado para que la Verdad salga a la superficie y libere definitivamente al hombre de atavismos milenarios…

La Casa Espírita tiene el compromiso sagrado de enseñar la Doctrina Espírita codificada por Allan Kardec. La Doctrina Espírita representa una nueva llave que abre la puerta para una mayor comprensión de las enseñanzas de Jesús.

Somos Almas reencarnadas en el camino hacia la Luz Divina… Somos ángeles en construcción…. Somos espíritus, creados por Dios, que habitan el Planeta desde hace siglos… Nuestra redención es vivir integralmente las Enseñanzas de Jesús…

Bendito Planeta Tierra, que cuenta con varios Departamentos de Enseñanza, que abarcan diversas materias necesarias para la evolución de los Seres Espirituales que lo habitan…

Somos Almas matriculadas en la Escuela Tierra, con la gran posibilidad de aprender la Doctrina Espírita en este bendito Departamento que es una Casa Espírita.

La Casa Espírita es una construcción renovada del verdadero sentido de iglesia, donde las Almas se reúnen para unirse al ideal cristiano, en busca de la unificación del conocimiento del Evangelio de Jesús, la Verdad, para la sustentación de sus pruebas y expiaciones. 

Sonia Dias es educadora, espírita de cuna, trabajadora incansable, fundadora de la Casa de Emmanuel (Rio de Janeiro) y coordinadora desde hace 25 años del Encontro de Casais.

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