Allan Kardec, notable profesor e inolvidable Codificador de la Doctrina Espírita, en comentarios en el Capítulo XIII, de “El Evangelio según el Espiritismo”, afirma: “El Espiritismo no instituye ninguna nueva moral, apenas facilita a los hombres la inteligencia y la práctica de la del Cristo, fomentando fe inquebrantable y esclarecida a los que dudan o vacilan”.

Tan extraordinario programa educativo, tan elevados conceptos sobre las reales necesidades del Espíritu, a camino del progreso, forman los principios y los fines de la evangelización espírita.

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