Johann Heinrich
Pestalozzi

1746 – 1827

A menudo se cita el nombre de Pestalozzi, pero son muy pocos en la actualidad quienes conocen y han leído en profundidad su obra y la gran contribución que hizo a la Pedagogía moderna, como padre que es de la misma.

Pestalozzi fue ante todo un magnífico pensador, uno de los primeros pensadores que podemos denominar un pedagogo en el sentido moderno del término y su nombre permanecerá por siempre vinculado a todos los movimientos reformistas de la Educación del siglo XIX en adelante. Él supo captar como nadie la dimensión histórica de la idea educativa, transformándola en una actitud pedagógica y de enseñanza, que fue su razón de ser durante toda su vida. Estamos ante un verdadero reformador de la pedagogía tradicional dirigiendo su labor hacia la educación popular, lo que pone en el foco su verdadero carácter humanista.

Pestalozzi se niega a que la educación funcione como un mero instrumento de modelado al servicio de un mundo dado, ya sea real o ideal, ya sea desde la política o al servicio de las religiones. Considera que la educación ha de ser una forma de acción que permite a cada uno hacerse a sí mismo, partiendo de lo que es y en el sentido de lo que quiere ser, “una obra de sí mismo”.

Pero vayamos poco a poco.

Johan Heinrich Pestalozzi, nace en Zurich, un 12 de enero de 1746, de padre cirujano queda huérfano muy pronto, a la edad de 6 años, y será su madre quien ejerza esa doble función. Pestalozzi no se destacó demasiado en la escuela. A menudo, según los biógrafos, era desobediente y bastante desordenado lo que, sin duda, era fruto de la ineficiente educación, pedagógicamente hablando, de la época. Sentía un profundo rechazo por los libros de texto por considerarlos como algo artificial. A menudo, se sentía aburrido, todo era tan monótono, tanto que en una carta describe, “he sido cuidado como una oveja que no puede salir del establo. Nunca llegué a estar con los muchachos de mi edad en la calle, no conocí ninguno de sus juegos, ninguno de sus ejercicios, ninguno de sus secretos”, en una clara referencia a la sobre protección que su madre le procuraba.

En aquella época Pestalozzi quería hacerse Pastor, como su abuelo, pues era un niño observador y curioso, amante de la naturaleza, de la cual extraía reflexiones y aprendizajes.

Todo ello contribuyó a que, desde muy joven, soñara con la necesidad de mejorar la educación, universalizarla y proporcionar una nueva visión de esta, que tuviera como resultado una sociedad mejor.

Joven idealista, se esforzó en buscar un nuevo orden social decidiendo romper con el sistema educativo de su ciudad natal, que aun siendo considerado uno de los mejores de Europa, estaba muy comprometido con las políticas del momento.

En esta época se vincula a algunos movimientos estudiantiles que desean vivir un cristianismo práctico, lejos de la religión del verbo, de las imposiciones dogmáticas y de los compromisos políticos.

Pero será su compatriota Rousseau quien dio un impulso decisivo a Pestalozzi, que durante toda su vida tuvo el Emilio como libro de cabecera, y que un año antes de su muerte hablaba de su autor como el “centro de acción del antiguo y del nuevo mundo en materia de educación”, el que “rompió… las cadenas del espíritu y devolvió al niño a sí mismo, y la educación al niño y a la naturaleza humana”.

Estos sueños, relativos a sus deseos de contribuir a hacer de la humanidad una humanidad autónoma, comienzan a tomar forma cuando adquiere en el Cantón de Argovia una propiedad llamada Neuhof, esto sucedería en la década de 1770. En ella acogió a los niños pobres de la vecindad a los enseñaría a trabajar en el hilado y el tejido del algodón; el producto de su trabajo serviría para financiar su formación y que esta tuviera una repercusión en la sociedad, haciendo individuos autónomos y capaces de autogestionarse en todos los sentidos. Para esa época se trataba de una empresa educativa absolutamente original, basada en el trabajo administrado por los propios niños. He aquí, en estos años y gracias a este proyecto, se va perfilando su proyecto educativo que tendrá como objetivos mayores, según recogemos de su correspondencia, “dignidad interior más pura del hombre” por una parte y “su buena formación para las necesidades esenciales de su vida terrestre” por la otra.

Este emprendimiento no obtuvo el éxito deseado, y como a todo gran misionero, durante un tiempo incluso lo desacreditó como educador, pero sin duda contribuyó en mucho al crecimiento de nuestro querido Pestalozzi.

Es así como escribe diferentes obras al respecto de su visión educativa. Las Investigaciones de 1797 son una llamada a la acción. Gracias a los devenires políticos en Suiza en 1798, “el educador del pueblo” vuelve a tener relevancia en el ámbito educativo

Inicia así sus proyectos más importantes: Primero está la experiencia de Stans, iniciada en enero de 1799 y que termina bruscamente a causa de la guerra, después de algunos meses de existencia. Luego Pestalozzi se instala en Burgdorf (Berthoud): el nuevo instituto no resiste a la caída de la República Helvética en 1803. Por último, el pedagogo es llamado a Yverdón, donde el 1 de enero de 1805 inaugura en el castillo un establecimiento que rápidamente cobra amplitud y adquiere fama en toda Europa: desde todas partes se acude a observar el fenómeno pedagógico y los maestros se suceden por oleadas (los prusianos, los franceses, los ingleses) a fin de iniciarse en el método Pestalozzi.

¿Y en qué consistía su método? Su propuesta podemos resumirla en la Importancia de observar la naturaleza infantil, extraer las leyes propias de su desarrollo, crear un medio favorable para ese desarrollo, tomar en cuenta explícitamente la dimensión social de la relación educativa, dar eficacia a la capacidad de acción del niño… Se trata de escrutar infatigablemente el mecanismo de la naturaleza humana en sus diferentes manifestaciones: sin el conocimiento, es imposible ejercer poder alguno sobre esa naturaleza.

En resumidas cuentas:

Naturalidad: Como hemos citado anteriormente, es necesario que el niño cuente con la libertad suficiente como para que pueda actuar a su manera con todo lo que le rodea para así poder descubrir el ambiente por el que está rodeado.

Educación elemental: Esta educación parte de la observación de las experiencias, intereses y actividades que realicen los niños. Es decir, la educación no consiste en que el niño adquiera unos conocimientos y aptitudes concretos, si no en fomentar el desarrollo de su inteligencia, sus sentimientos y su moralidad, formando así una persona integral.

Para Pestalozzi, la cabeza representa el poder que tiene el hombre, gracias a la reflexión, de separarse del mundo y sus impresiones confusas, y de elaborar conceptos e ideas. Pero como individuo situado, el hombre sigue estando completamente sumergido en un mundo que, a través de la experiencia, no cesa de requerir su sensibilidad y lo vincula con sus semejantes en la lucha emprendida para dominar la naturaleza por medio del trabajo: esa es la dimensión del corazón. El hombre, provocado de este modo por lo que es y requerido por lo que debe ser, no tiene otra solución en ese conflicto siempre abierto y plenamente asumido, que hacer una obra consigo mismo: esa es la dimensión de la mano.

Pestalozzi luchaba por una enseñanza en el que la educación se adaptara al desarrollo mental del niño en cada momento siendo el propio niño capaz de avanzar desde unas intuiciones confusas a unas ideas claras y distintas.

Para Pestalozzi, el docente debe ser preparado para buscar y lograr el desarrollo integral del niño, preparándolos y educándolos para vivir en comunidad. La mejor manera de enseñar a los niños es por medio de la experiencia, por lo que debemos hacerlos partícipes de su aprendizaje a través del medio. El principal objetivo de todo el proceso de enseñanza-aprendizaje por parte del docente es que las influencias externas no distraigan la marcha natural del desarrollo del niño.

Por lo tanto, el alumno es considerado como individuo cuya principal labor es la de aprender trabajando por medio de una enseñanza activa siendo uno de los principales protagonistas activos de su enseñanza.

Durante el proceso pedagógico este autor acuñó grandes frases que hoy por hoy, en este siglo XXI, están más vigentes que nunca: “Tarde o temprano seguro que la naturaleza se vengará de todo lo que los hombres hagan en su contra.”, “Un niño que no se siente querido difícilmente puede ser educado”, “La educación es desarrollo natural, progresivo y sistemático de todas las facultades”.

Por último, no podemos olvidarnos de la figura de Hipolyte Léon Denizard Rivail, al que más tarde conoceremos como Allan Kardec, quien se educó el Yverdón bajo la influencia directa de este gran maestro, y que se convertiría, no solo en el gran pedagogo que fue, sino en uno de los grandes educadores de todos los tiempos. Para nosotros espiritistas, aquel que inauguraría con la publicación del Libro de los Espíritus, la era para la Educación del Espíritu Inmortal.

SINOPSIS:

Heinrich Pestalozzi fue ante todo un magnífico pensador, un pedagogo en el sentido moderno del término y su nombre permanecerá por siempre vinculado a todos los movimientos reformistas de la Educación del siglo XIX en adelante. Inspiración para todos los educadores del mundo, son muy pocos en la actualidad quienes conocen y han leído en profundidad su obra y la gran contribución que hizo a la Pedagogía moderna, como padre que es de la misma.

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Allan Kardec

1804 – 1869

Allan Kardec, el fundador, junto con los espíritus, de la Doctrina Espírita

Hipolyte Léon Denizard Rivail nace en Lyon (Francia) el 3 de octubre de 1804, hijo de Jean-Baptiste Antoine Rivail, hombre de ley, y de su esposa Jeanne-Louise Duhamel. Sus padres tienen más hijos, pero todos fallecen a una temprana edad, por lo que Hipolyte crece como hijo único. Cuando tiene apenas 3 años, su padre deja el hogar familiar, así que el joven Hipolyte es educado por su madre, su tío y su abuela materna.

Rápidamente, Jeanne-Louise se traslada a Suiza donde el pequeño Rivail realiza sus estudios en el Instituto Pestalozzi dirigido por Johan Heinrich Pestalozzi en Yverdon. Pestalozzi utiliza unos procedimientos novedosos para la época, es admirador de Jean-Jacques Rousseau y defiende una educación para niños y niñas —aunque por separado— en contacto con la naturaleza, en grupos, buscando estimular las habilidades de los pequeños. No había notas ni exámenes, sino que se medía el rendimiento del alumno por sus propios esfuerzos y aptitudes. Pestalozzi abría sus puertas a todos, cualquiera que fuesen los medios económicos de la familia, poniendo en riesgo muchas veces el funcionamiento de la Escuela. La edad mínima para entrar era de 7 años y a los 15 los alumnos se podían convertir en maestros o maestros ayudantes. En este entorno idílico se forma Rivail y se convierte en uno de los discípulos más eminentes de Pestalozzi, enseñando a los alumnos más jóvenes durante un tiempo antes de trasladarse con su familia a París en 1822.

A principios del año 1823, a punto de cumplir los 19 años, Hippolyte Rivail publica un anuncio sobre aritmética siguiendo los principios de Pestalozzi para recoger fondos que le permitirán, al final del mismo año, publicar un prospecto titulado Cours Pratique et Théorique d’Arithmétique d’après la méthode de Pestalozzi para todas las edades y dirigido tanto a profesores como a madres de familia que deseen iniciar a sus hijos a esa ciencia, según figura en el Journal de l’imprimerie de la época.

Desde muy joven, Rivail muestra un interés muy grande por las ciencias y la filosofía. Perfectamente bilingüe, traduce al alemán varias obras sobre educación y moralidad, en particular obras de Fenelón que habían llamado su atención.

En su afán por intentar mejorar los sistemas de educación escribe numerosas obras sobre ciencias y lengua entre las cuales:

Plan proposé pour l’amélioration de l’instruction publique (1828)
Cours pratique et théorique d’arithmétique, d’après la méthode de Pestalozzi, à l’usage des instituteurs et des mères de famille (1829)
Grammaire française classique (1831)
Manuel des examens pour les brevets de capacité ; Solutions raisonnées des questions et problèmes d’arithmétique et de géométrie (1846)
Catéchisme grammatical de la langue française (1848)
Programme des cours usuels de chimie, physique, astronomie, physiologie que impartía en el Lycée Polymathique
Dictées normales des examens de l’Hôtel de ville et de la Sorbonne, accompagnées de Dictées spéciales sur les difficultés orthographiques (1849)

En 1825 abre su primera escuela en París y en 1832 contrae matrimonio con Amélie Gabrielle Boudet, un bello espíritu que será su fiel compañera y una incansable trabajadora que le asistirá en todas sus empresas. Juntos fundan el Institut Rivail (también llamado Lycée Polymathique) y en 1844 abren una Pension pour jeunes filles, una escuela para niñas gestionada probablemente por Amélie en una época en que las niñas no tenían su sitio en las aulas. La pareja no tuvo hijos propios, pero sí tuvieron a su cargo una pequeña llamada Louise a la que estuvieron educando; por desgracia la tasa de mortalidad infantil era muy alta en aquella época y la niña fallece a los 10 años en 1845.

Entre 1835 y 1840, Rivail imparte clases gratuitas de química, física y astronomía desde su domicilio, incluso inventa un sistema ingenioso para aprender a contar y una tabla mnemónica de la historia de Francia para facilitar la memorización de las fechas y acontecimientos destacables. Denizard Rivail tiene varios empleos, es contable, asesor en seguros, lleva la contabilidad de varios teatros parisinos a la vez que sigue preocupándose por la enseñanza y por transmitir sus conocimientos a los más necesitados. Su educación en el Instituto Pestalozzi tuvo una influencia incontestable sobre su carácter solidario e íntegro; en efecto, nacido en una familia católica, pero educado en un país protestante su mente abierta siempre tuvo la inquietud de buscar la forma de conciliar todas las religiones en un afán de acercar a los pueblos mediante un vector común. Años más tarde, el espiritismo le aportaría la solución.

A lo largo de su vida, Rivail es miembro de varias sociedades eruditas como, por ejemplo: la Société Grammaticale de Paris, la Société Française de Statistique Universelle, la Société d’Éducation Nationale, l’Institut des Langues. Una de ellas, la Academia real de Arras le otorga un premio en 1831 por su tesis sobre la cuestión “¿Cuál es el sistema de estudios más en armonía con las necesidades de la época?” También fue miembro del Institut Historique hacia 1834 al que pertenecían también eminencias como Ampère, Michelet, Lacordaire, Lamartine o Eugène Sue, todas ellas personalidades que quizá Rivail haya conocido en persona antes de que algunas de ellas transmitieran sus mensajes años más tarde desde el otro lado de la vida y él, ya como Kardec, recopilara esos mensajes en el Libro de los Espíritus.

¿Cómo se convirtió el profesor Rivail en el maestro Kardec?

En 1855, las mesas parlantes estaban muy en boga en Europa, las reuniones alrededor de una mesa para contactar con los espíritus eran un entretenimiento habitual en la sociedad y llegaron a los oídos del profesor Rivail. Conocido por su rigor, seriedad y disciplina, le invitaron a presenciar y a analizar esas comunicaciones. El fenómeno le llamó la atención y se propuso estudiar esa nueva ley de intercambio entre el mundo visible y el mundo invisible. A partir de ahí, sus observaciones y estudios le hicieron entrever las consecuencias desde el punto de vista filosófico y el alcance que podrían tener desde el punto de vista religioso. Su labor recopilará las enseñanzas de los espíritus en cinco libros esenciales:

  • El libro de los espíritus (1857)
  • El libro de los médiums (1861)
  • El evangelio según el espiritismo (1864)
  • El Cielo y el Infierno (1865)
  • La génesis (1868)

A estas obras básicas de la filosofía espírita, debemos añadir otras esenciales como: Viaje espírita en 1862, Obras póstumas y la Revista Espírita, Periódico de Estudios Psicológicos, una publicación mensual que se empezó a publicar el 1 de enero de 1858. El 1 de abril de este mismo año, nace la Sociedad Parisiense de Estudios Espíritas cuyo objetivo es contribuir a la divulgación de todo aquello que pueda hacer progresar esta nueva ciencia.

Kardec siempre negó haberse dejado llevar por ideas preconcebidas, de carácter frío y disciplinado, primero observó, luego analizó y finalmente sacó conclusiones. Demostró que los fenómenos no son sobrenaturales, sino que son regidos por una ley desconocida hasta entonces. Las pruebas aportadas por el espiritismo sobre la existencia del alma, la reencarnación, la vida después de la vida y el progreso continuo del espíritu echan por tierra las ideas materialistas. El espiritismo aporta explicaciones a todos los sufrimientos de la vida humana, a las desigualdades intelectuales, morales y sociales que se explican por las deudas contraídas en vidas anteriores o el nivel evolutivo de cada ser humano.

Por lo tanto, se puede decir que el espiritismo nace con la publicación del Libro de los Espíritus el 18 de abril de 1857. Aprovechamos para aportar un inciso sobre el término acuñado por Kardec: en efecto, en aquellos tiempos el espiritualismo estaba de actualidad y hacía referencia a una doctrina opuesta al materialismo, a la creencia de que en nosotros hay algo más que materia, pero no implicaba la creencia en los espíritus ni en sus manifestaciones. Por eso, Kardec vio la necesidad de distinguir las dos expresiones, dado que, como él mismo dijo “para las cosas nuevas son necesarias términos nuevos para evitar equívocos”.

Desde la publicación del Libro de los Espíritus, el espiritismo conoce un éxito incontestable en pocos años. El número de afiliados crece en muchos países y el libro se traduce a varios idiomas. La nueva filosofía se afirma en la sociedad y conforme va creciendo el interés por la filosofía, la curiosidad por los fenómenos y las manifestaciones físicas tiende a disminuir.

Muchos discípulos seguirán sus pasos y publicarán destacables trabajos a finales del siglo XIX y a principios del siglo XX. Entre ellos Camille Flammarion, Léon Denis, Gabriel Delanne por nombrar unos pocos.

Allan Kardec fallece el 31 de marzo de 1869 debido a la ruptura de un aneurisma, cuando estaba preparando el cambio de domicilio de la Sociedad Parisiense de Estudios Espíritas, debido al volumen creciente de trabajo. Nos ha dejado un preciado legado, pero su Espíritu inmortal sigue guiándonos y trabajando por el progreso de la humanidad.

SINOPSIS:

Es este articulo aprenderemos un poco más sobre la historia de Allan Kardec, desde sus días como educador hasta su fundamental contribución a la codificación espiritista.

Allan Kardec (seudónimo de Hippolyte Léon Denizard Rivail, fue un traductor, profesor, filósofo y escritor francés, considerado el fundador, junto con los espíritus, del Espiritismo.

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