Meimei, seudónimo de Irma de Castro Rocha fue una educadora brasileña y después de desencarnar se manifestó a través de las cartas de Chico Xavier.

 

 

Biografía de Meimei “Amor Puro”

Por Valle García

 

Irma de Castro, tal fue su nombre en la Tierra, nació el 22 de octubre de 1922, en Mateus Leme (Minas Gerais). 

 

Nacida en una familia humilde, sus padres Adolfo Castro y Mariana Castro tuvieron además cuatro hijos más: Carmen, Ruth, Danilo y Alaíde.

 

Nuestra Meimei, nombre con el cual la conoceremos más adelante, queda huérfana al perder a su padre a los cinco añitos de edad.

 

Siempre destacó por ser una niña bondadosa, amable y, sobre todo, muy inteligente. Su carácter era jovial, alegre, espontáneo y muy comunicativo, por lo que se ganaba el corazón de cuantos se acercaron a ella.

 

Su vida entera estuvo marcada por la enfermedad. Una nefritis que hizo que, a pesar de su valía como estudiante, tuviera que abandonar sus estudios, siendo la primera de la clase durante su etapa estudiantil. Sin embargo, no se dejó vencer por las adversidades y, dotada como estaba de gran brillantez e inteligencia, se ocupó de adquirir cultura y conocimientos a través de la lectura que tanto amaba. Ello contribuyó en gran manera a refinar sus aspiraciones espirituales. 

 

Su bondad natural y su profunda humildad fueron dando paso a esa caridad que se irradia desde el corazón. Se conmovía de una manera muy especial ante el dolor ajeno y buscaba siempre la ocasión para aproximarse al sufrimiento, empatizando inmediatamente con quien lo padecía, irradiando consuelo y estimulo.

 

A los 20 años de edad, decide mudarse con su hermana Alaíde a Belo Horizonte, en busca de trabajo. Se formó para poder ejercer como profesora, pues su amor por los niños era de sobra conocido. Y es allí, en Belo Horizonte, donde conocerá al amor de su vida, a su futuro esposo Arnaldo Rocha.

 

En aquel momento gozaba de un periodo de buena salud, pese a que la enfermedad de la que era portadora iba y venía, ella guardaba la esperanza de su curación.

 

Irma y Arnaldo se casaron. La boda se celebró en la Iglesia de San José, el 10 de junio de 1942.

 

Cuentan los presentes que a la salida de la iglesia se aproximó un mendigo de la calle que se arrastraba por el suelo. Acercándose a los recién casados, les pidió una limosna y, Meimei sensibilizada por el estado en que se hallaba, le dice que no tiene nada que ofrecerle más que su ramo de novia, pues acaban de salir de la ceremonia. Sin embargo, entrega su ramo y le besa la frente mostrando su inmenso amor por los que sufren.

 

Su esposo, a partir de la lectura del Libro Momentos de Pekín, del escritor chino-americano Lin Yutang, comienza a llamarla cariñosamente Meimei, que significa “Amor Puro”. Este nombre formaba parte de sus secretos de pareja porque así era como Arnaldo la veía: dulce, amorosa, un espíritu muy puro… 

 

Lamentablemente su bellísima historia de amor se vio truncada de nuevo por la enfermedad.

 

Debido al estado hipertensivo, Meimei fue perdiendo la visión, hasta quedar prácticamente ciega. 

 

En aquellos días, ella comenzó a tener visiones. Hablaba y hablaba de su abuela Mariana que venía a visitarla y que, en breve, la acompañaría en el viaje a los cielos donde se encontraría con todos sus hijitos que no pudieron nacer a través de ella. 

 

Meimei ansiaba ser madre, pues como ya sabemos, su amor por los niños era incuestionable, pero sus deseos nunca llegaron a materializarse. 

 

Tan sólo dos años después de su matrimonio, enfermó gravemente y pese a los desvelos de su esposo, y después de pasar tres meses encamada, desencarnó el 1 de octubre de 1946.

 

Y es en este momento que nuestra querida Meimei sería conocida para siempre por todos los espíritas del mundo y, sobre todo, por aquellos que se dedican a la noble tarea de educar a las almas de los niños y jóvenes.

 

Pero antes veamos como acontecieron los hechos.

 

Irma de Castro, nuestra Meimei, no fue espírita durante su vida corporal, puesto que fue educada en la Religión Católica. No obstante, como hemos tenido oportunidad de ver, el amor al prójimo, la humildad, la caridad fueron las flores con las que coronó su espíritu y que la ofrecieron los créditos de luz con los que ingresaría en el Mundo Espiritual.

 

Meimei tenía mediumnidad de clarividencia, conversaba con los espíritus y también tuvo acceso a recuerdos de vidas pasadas. A menudo, mientras leía, quedaba extasiada mirando al infinito con indefinible encanto. Cuestionada por su querido esposo, ésta le respondía que podía ver escenas de otras épocas, en las que ellos eran protagonistas. Sin embargo, Arnaldo, declarado materialista, solía desviar el asunto declarando que la muerte era el final para las criaturas.

 

Cuando Meimei desencarnó, Arnaldo Rocha prosiguió sin creer en Dios, estaba abatido y desolado por la pérdida de su amada.

 

Pero la Divina Providencia, que nunca nos abandona, tenía preparado para Arnaldo un encuentro que cambiaría su vida para siempre. 

 

Cincuenta días después de la desencarnación de Meimei, Arnaldo se encuentra con Chico Xavier por las calles de Bello Horizonte, después de doce años de su anterior encuentro en el que fueron fugazmente presentados.  

 

Al encontrarse aquel día, Chico le dijo a Arnaldo que Meimei quería enviarle un mensaje. Arnaldo quedó sorprendido puesto que nadie, excepto ellos, conocía este cariñoso apelativo con el que él se refería a su amada esposa.

 

Según él mismo relata, la conversación se desarrolló así: “Chico me miró y me dijo: déjame ver, hijo mío, el retrato de nuestra Meimei que guardas en tu cartera. Y después de ver la foto continuó: Meimei quiere decirte algo.”

 

Arnaldo quedó desarmado, pues era imposible que Chico conociera tales detalles.

 

Fue así como acudió a una reunión familiar en la que Chico estaba presente, ocasión en que Meimei envió su primer mensaje psicografiado.

 

Aquellas bellas cartas psicografiadas fueron, sin duda, un manantial de consuelo para el inmenso dolor que sentía. Es a partir de entonces que se hizo espírita fundando el Centro Espírita Meimei.

 

Aquel encuentro, con Chico, marcó su vida incentivando para siempre su amor por el estudio de la Doctrina Espírita, surgiendo nuevos amigos que le sostuvieron en sus conquistas posteriores. 

 

Pero Meimei quiso también materializarse ante él, según se recoge en la obra “Mandato de Amor”.

 

Cuenta que una noche sintió un perfume delicioso y delicado, similar al que ella usaba mientras vivía. Enseguida vio una luminosidad en el pasillo y fue entonces que pudo verla.

 

 “Me miró, me saludó y se dirigió hasta donde yo estaba sentado. Sus vestidos eran leves y sutiles. Estaba preciosa, Me levanté para abrazarla y sentí latir su corazón espiritual. Nos besamos fraternalmente y ella acarició mi rostro y jugó con mis orejas, como le gustaba hacer. “ 

 

Con el tiempo Chico fue ofreciendo diversas informaciones al respecto de Meimei y sus anteriores vidas. En el plano espiritual era la misma Blandina, citada por André Luiz en la Obra, “Entre el Cielo y la Tierra” y que habita en la Colonia Espiritual “Nuestro Hogar”.

 

Chico reveló además dos reencarnaciones bastante conocidas de Meimei.

 

Una de ellas, tuvo lugar en el siglo VIII a.C, en que había sido la princesa Mabi.

 

Al ser perseguida por un león, fue salvada por un general del imperio Asirio y Babilónico, llamado Beb Alib, una de las reencarnaciones de Arnaldo Rocha.

 

En otra de sus vidas, también fue Blandina, personaje del libro ¡Ave, Cristo!, de Chico Xavier.

 

Blandina era hija de Taciano Varro, una más de las reencarnaciones de Arnaldo Rocha.

 

Se trata ciertamente de un espíritu de luz.

 

Meimei habiéndose formado como profesora siguió dando clase a algunos niños, no dejó su trabajo con los más pequeñitos en el Mundo Espiritual dedicándoles todo su amor y las más bellas composiciones psicografiadas.

 

Meimei dejó innumerables mensajes y libros a través de la mediumnidad de Chico Xavier: 

 

“Meditações Diárias” por los benefactores espirituales Meimei y Bezerra de Menezes. Se trata de una colección de textos que provocan la reflexión para una vida más feliz.

 

“Padre Nuestro”, es uno de los principales libros de Meimei. Se trata de un clásico de la literatura infantil espírita. En él, Meimei trae las enseñanzas de Jesús para los niños por medio de poemas, cuentos y leyendas:

  • Evangelho em Casa  
  • Cartilla del Bien 
  • Amizade 
  • Somente Amor 
  • Deus Aguarda 
  • Sentinelas da Alma 
  • Palabras del Corazón 

 

Emmanuel, guía espiritual de Chico Xavier, cita a Meimei y su contribución en el libro “Palabras del Corazón”:

 

 “Las creaciones de Meimei, en torno de las más variadas experiencias humanas, siempre nos suscitan la idea de que nuestra querida hermana, simbólicamente, posee el corazón en forma de harpas, en cuyas cuerdas ella compone hermosas y sabias lecciones, reales melodías en prosa en las cuales somos impulsados para las Esferas Superiores de la Vida.” 






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